Daniel creó la colección de vidrio Kilauea Volcano para transmitir la energía vívida y brillante del magma que brota del núcleo de la Tierra. El color de la lava es tan intenso que todo lo demás palidece en comparación. La lava fluye implacable e impredecible.
Daniel dice: “Me enamoré del vidrio como medio para expresar mi amor y conexión con la naturaleza. Cuando me acerco al vidrio en su estado fluido, siento que esta conexión se intensifica. Sintonizar con este espacio sagrado me permite comprender el vínculo entre los elementos de la tierra y los míos”.
El vidrio no es solo un material, es materia, con vida propia, un poderoso medio de comunicación. Es bello y traicionero a la vez. Se presta a la metáfora porque puede imitar algunas cosas, como el agua, el magma y la piedra, y sugerir otras como el aire y la luz. Es poesía.
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